lunes, 26 de enero de 2009

Dr. Miguel Galindo y su obra musicográfica


Dr. Miguel Galindo y su obra musicológica
Análisis historiográfico
Jesús René Báez de la Mora
Enero de 2009


DR. MIGUEL GALINDO Y SU LABOR MUSICOLÓGICA.
El presente trabajo tiene por objetivo tratar de analizar la obra del Dr. Miguel Galindo titulada Historia de la Música Mejicana. Primera parte. Desde sus orígenes hasta la creación del HIMNO NACIONAL, ubicándola en su contexto, obra y vida del autor, la forma de trabajo y de narración que consciente o inconscientemente utilizó. Además se tratará de asociar todo lo anterior con algunas ideas expresadas por teóricos de la historiografía, considerando que la mayoría de estos escritos son posteriores al trabajo del autor.
Primeramente es necesario hablar de la vida de este hombre de letras, en la actualidad poco conocido, pero de gran importancia en la primera etapa de la historiografía musical en México. Carr proponía “Estudien al historiador antes de ponerse a estudiar los hechos” (Carr, 1976, p. 229). Por ello se habla de Galindo como un personaje multifacético, popular e influyente en su entorno, principalmente en Colima. Médico, político, guerrillero, funcionario público, historiador, periodista, geógrafo, poeta, literato, musicólogo, ideólogo, intelectual, escritor y pedagogo.
Dr. Miguel Galindo Velasco fue un médico y escritor mexicano. Nació el 18 de julio de 1883 en el seno de una familia de clase media en Tonila, Jalisco. Estudió en la Escuela "San Vicente" del profesor Braulio Molina, en el Seminario de Colima, en el Liceo de Jalisco, para luego continuar sus estudios en medicina en la Universidad de Guadalajara, de la cual se graduó en 1908 como médico cirujano con una tesis enfocada a la higiene social.
Galindo Velasco fue un ferviente conservador y participó en la política estatal durante la presidencia de Porfirio Díaz. Luego de sus fracasos en la política local, fue desterrado del estado de Colima al levantarse en armas en contra del gobierno en 1913. En 1915 se adhirió al zapatismo y fue insurrecto en los estados de Oaxaca y Morelos. A su regreso a Colima, fue encargado docente y director del Hospital General Colimense.
Galindo apoyó la idea de crear la Universidad Popular de Colima del coronel Pedro Torres Ortiz que en ese entonces era gobernador del estado, por lo que en 1940 participó en las conferencias con el fin de lograr este fin, estando presente en la inauguración del recinto educativo.
Luego de su etapa como médico, Miguel Galindo se inclinó por el estudio de la historia, por lo que publicó muchas obras en torno al tema. Durante sus últimos años de vida impartió cátedras de matemáticas, medicina y lógica. Murió el 3 de febrero de 1942.
Con lo que respecta a su personalidad y aspecto físico, Rodríguez Garay en su tesis de maestría afirma:

“Era todo un “gentleman” vestía siempre de manera escrupulosa e impecable su traje de casimir inglés. Era de personalidad recia y sumamente serio, al grado de ser inconmovible. Su complexión física era delgada y sus movimientos muy calculados y felinos. Era un tipo hiperactivo, excéntrico. Muchas personas lo consideraban un sabio...”(Rodriguez Garay, 1997, p. 118)
El mismo autor comenta en su texto cómo a Galindo le gustaban las veladas culturales, tertulias, buena música y de todo aquello que tuviera qué ver con el arte, y que sabía de oratoria, filosofía, latín y poesía, según lo establecido en la educación del Seminario en su época. (Rodriguez Garay, 1997, p. 11)
Citando todo este sinfín de áreas y actividades de las que era capaz, no es de extrañarse lo variado de su producción escrita, en verso y prosa, sobre historia, críticas y textos científicos. De los textos sobre historia escribió crónicas revolucionarias, historia de Colima, de la literatura “Mejicana”, biografías de distintos personajes de la época, Los fantasmas de Colima, hasta el ya mencionado de música mexicana.
La crítica abarca desde el Quijote, pasando por el mito de la Patria, pedagogía, estudios etnológicos, hasta sobre España y la civilización americana. Su obra científica tiene temas de geografía y geografía arqueológica, estudios médicos, higiene aplicada, medicina legal y de higiene social.
Perteneció a diversas sociedades como la Sociedad mexicana de Geografía y Estadística, Sociedad Científica Antonio Alzate, el Ateneo Musical Mexicano, formó parte de la Comisión de Folke-Lore del 1er. Congreso musical de Méjico y fue corresponsal de la Médico farmacéutica de Guadalajara.
Esta increíble cantidad de materias que abordó en sus escritos refleja esa visión totalizadora, esa insaciable necesidad de saber más de todo lo que le era asequible. Esa utopía heredada de alguna forma desde la Ilustración o si se quiere ir más allá, Galindo actuaba como un hombre de ciencia y arte renacentista. Realizaba, de una u otra forma, esa multiplicidad del investigador que idealizaba Bartok y consideraba necesaria para afianzar el nacionalismo. En la historiografía musical de México lo inevitable sucedió, conforme el cuerpo del conocimiento avanza, este ideal se va haciendo cada vez más irrealizable, pues se entiende que la especialización tiene la tendencia de saber “cada vez más acerca de cada vez menos” (Carr, 1976, p. 218).
Es de suponerse que el hecho que pusiera su propia imprenta le “facilitara” de alguna forma la producción de tanto material al menos físicamente: en la capital de Colima “estableció la imprenta El Dragón y fundó el periódico del mismo nombre” (Jáuregui, 1999, p. 463). Cabe señalar que dicha imprenta tuvo qué re-hacerse por un terremoto devastador a principios de siglo y que de manera consciente entrecomillé facilitara puesto que en el prólogo del libro de Música, el autor enlista todas las penurias que pasó para poder publicarlo, tanto en el aspecto económico como en el político.

Algunos de los principales musicógrafos de su época, que formaron parte del Congreso Nacional de Música, el primero en 1926 y el segundo en 1928, fueron: Gerónimo Baqueiro Foster, Manuel Barajas, Daniel Castañeda, Alba Herrera y Ogazón, Augusto Novaro, Luis Sandi, Jesús C. Romero, Vicente T. Mendoza y Ernesto Enriquez. Miguel Galindo fue parte de la Comisión de Folke-Lore del 1er. Congreso y como consecuencia del segundo formó parte en la creación de la Sección de Musicografía del Ateneo Musical Mexicano en 1929.
De acuerdo al Acta constitutiva, en su artículo primero, sus fines y objetivos eran:

“Con la denominación de Sección de Maestros, perteneciente al Ateneo Musical Mexicano, se constituye una agrupación en la ciudad de México, la que tendrá como fines principales crear la unión de todos los profesores de música, sin distinción de tendencias, para fomento del arte en general. También se crea esta Sección para fomentar y mantener la disciplina, el espíritu de solidaridad y prestigio profesional entre sus asociados”. (Meierovich, 1995, p. 118)

Su libro Historia de la Música Mejicana fue publicado en 1933, el primer Congreso fue en el 26, por lo que se puede inferir que había estado interesado varios años en la investigación musical. Es de notar que después de la publicación del libro, y a pesar de la buena acogida que tuvo por la crítica de su tiempo, Galindo no permaneció en los círculos de investigación musicográfica de los años posteriores. Esta aparente “desaparición” del medio se puede justificar con su salida del Distrito Federal por razones económicas y políticas, en una república centralista, esto se hace más evidente. En el prólogo de su libro lo menciona:
“Pero si la labor de investigación histórica es fácil, difícil es vivir de ella, y más difícil aún en la capital de la República, en donde debiera hacerse aquella, en donde la comencé, y en donde no pude permanecer por mi no bonacible situación económica”(Galindo, 1933, p. 11)
Como había mencionado anteriormente, su libro fue tomado de buena forma por la crítica de su época, a pesar de que se reconocía que no era especialista en el tema, su fama como historiador lo avalaba.
En 1933, año de publicación envió una carta al presidente de la República Abelardo Rodríguez con la solicitud de que fuera aceptado como texto del Conservatorio Nacional de Música y en la educación secundaria. (Rodriguez Garay, 1997, p. 117). Dicha solicitud no fue aceptada y probablemente esa sea la razón por la que no continuó con la segunda parte que había anunciado en el prólogo.
“Como quiera que haya sido, el primer tomo está impreso, y listos están los materiales par ala impresión del segundo, que contendrá no menos de otras seiscientas páginas, en las que se hará la historia de nuestra música hasta 1930, con abundantes ilustraciones, tanto personales, como musicales” (Galindo, 1933, p. 13)
Incluso al tratar el tema de las ilustraciones y la importancia de ellas en una historia musical, anuncia que la abundancia de ilustraciones será todavía mayor en el segundo tomo, por las facilidades que le ha dado la imprenta a la música. Hasta este momento no conozco de nadie que se haya dado a la tarea de buscar ese material del que presumía Galindo, por la extensión de este libro y las imágenes que consiguió es de suponerse que sería un gran rescate en el dado caso de que subsistan.
Gabriel Saldívar hace una crítica sobre el libro de Galindo en los siguientes términos:
“El plan que trazó el Dr. Galindo es irreprochable, sólo que para la época más oscura de la historia musical de México, la colonial, le faltó documentación mexicana y tuvo en exceso material europeo, especialmente español, que le sirvió de relleno, aplicándosele a México en muchos de sus capítulos.[…] En otras ocasiones se pasan capítulos completos de historia política para darle ambiente a los muy escasos datos musicales que pudo tener a la mano: pero su aportación es superior a cualquiera de las precedentes en la materia”. (Saldivar, 1992, pp. 195-197)
La frase “que pudo tener a la mano” es muy relevante si se toma en cuenta la situación que vivió en la época en que realizó el libro. Vivía en la ciudad de México, siendo director de la Escuela Nacional de Ciegos y Sordo –mudos, inicia la investigación musical siendo un miembro activo de los círculos musicales y de manera intempestiva le piden la renuncia injustificadamente, al inventarle “un ardid calumnioso”, él, negándose al “servilismo humillante” que exigía la política de su tiempo, decide retirarse. Así mismo cuenta lo que sucedió posteriormente:
“Recogiendo el mayor número de datos y revisando documentos, con la mayor rapidez y dedicación que me fue posible, permanecí varios meses en la capital, sostenido difícilmente por escasísimo trabajo profesional, hasta que aquella permanencia se hizo imposible”(Galindo, 1933, p. 12).
Precisamente por esta cita, es que el “que pudo tener a la mano” es importante. Ya que no sólo es por la disponibilidad del material, sino que su forma de trabajo por las circunstancias fue recopilar todo el material posible, llevárselo a Colima, allá trabajar como mejor pudo y con lo que logró obtener en esos meses .
Dicho material lo obtuvo de:
• El Archivo de las Bandas Militares
• Apuntes inéditos que le proporcionaron amigos.
• La Biblioteca Nacional
• Entrevistas
• Transcripciones Musicales proporcionadas por Alfredo Carrasco.
• Museo Nacional de Antropología.
• Fotografías del “Expediente del Himno Nacional”
• Obras editadas por Casa Wagner & Levin.
Las motivaciones para escribir el texto fueron: gracias a “mis naturales aficiones a la investigación histórica se unió un sentimiento de patriotismo. […] La misma abundancia del material facilita el camino” (Galindo, 1933, p. 10).
Su forma de trabajo:
“Siento inefable placer en revolver documentos, tomar apuntes de los libros, recoger datos de periódicos y revistas antiguas, sorprender noticias en las conversaciones de los ancianos, urgar los archivos, clasificar los asuntos, computar las fechas y demás operaciones que constituyen la labor histórica, que hacen extender mi vida hacia atrás, vivir con los que vivieron, sentir con ellos a la vez que se está en el presente, lo que alienta y afirma la esperanza de vivir con los que vendrán después”(Galindo, 1933, p. 11).
Esta cita también conecta con lo escrito por Marwick varios años después en su crítica a los historiadores metafísicos pues tienen una “concepción a priori de la historia como el proceso en el cual, procediendo a través de series de etapas o épocas, se enlaza el pasado al presente, al futuro” (Marwick, 2001, p. 9) Por otro lado Abbagnano, mencionando la metodología histórica sostiene que el conocimiento histórico es perpectivista, se aleja del pasado y se quiere entender en su tiempo y lugar, pero no “asimilarlo ni reducirlo al presente”. “El reconocimiento de la alteridad entre la experiencia histórica y la realidad histórica, entre el sujeto histórico y el objeto histórico, entre el presente y el pasado, es una de las condiciones fundamentales de la investigación histórica”. (Abbagnano, 1998) Precisamente esto es lo que propone Galindo al definir su forma de trabajo. También es lo que explica Heller sobre la historiografía:
“La historiografía genuina no se construye a partir del futuro (el futuro en el presente) y trata del pasado, pero tiene que tener una retroactividad sobre el presente y, por eso, influir sobre el futuro en el presente. […] el pasado histórico no es lo que está olvidado, sino lo que puede ser recordado”. (Heller, 1982, p. 77)
Analizando un poco el uso del lenguaje que emplea Galindo se puede comparar con el estilo de escritura de algunos historiadores y grandes escritores del siglo XIX, que estaban a la par de sus contemporáneos de novela o poesía. En el Dr. Galindo esto se antoja natural, por la amplia experiencia que tenía en la escritura en muchas ramas, como se mencionó al inicio del artículo. Hay que reconocer que, como escribía Handlin, ese distintivo del buen escribir, no existe en la actualidad, ya que los historiadores “se han encerrado bajo llave”, se han perdido en los cambios que ha sufrido el idioma. (Handlin, 1982, p. 20)
Por mencionar algunos elementos que se hacen innegables en el manejo del lenguaje empleado por Galindo se pueden mencionar:
• Uso de metáforas
• Superlativos
• Descripciones detalladas
• Buen manejo de frases
• Trata de concatenar ideas de capítulos anteriores
• Determinante en sus puntos de vista
• Hace gala de sus amplios conocimientos en muchos temas
Probablemente este manejo del lenguaje en algunas ocasiones sea exagerado, de manera que las metáforas son demasiado excedidas, no muy bien fundamentadas, que reflejan lo sujetivo de los comentarios, producto de la escuela del s. XIX en la investigación histórica. Considero que este manejo del lenguaje en muchos fragmentos degeneró en imprecisiones. Marwick sostiene que incluso siendo muy precisos se puede dar un significado diferente a lo que se lee. En su libro The New Nature of History criticando a los postmodernistas que sustentan que la historia es una rama de la literatura que debe usar el mismo lenguaje que un novelista o un poeta. Él indica que debe ser ligeramente diferente, lo más claro y explícito posible. (Marwick, 2001, p. 11)
Uso frecuente de comentarios demasiado subjetivos donde se “sataniza” aquello con lo que no está de acuerdo. Por ejemplo: “las músicas exóticas” (entiéndase Jazz, fox trot), creencias y música precortesiana como malignas, macabras, etc.
“En el carácter rítmico de la música primitiva, hablando muy en general, es en lo único en que se le hace semejante [la música pre-hispánica a] la música negra de moda: también en éste la melodía es sólo un detalle insignificante, necesario para decir que un fox es música, y no simplemente ruido; pero la melodía de aquella es algo sentimental, y la de ésta no. La moda actual, pues, tiene dos grandes defectos: es primitiva, semi-salvaje, solamente rítmica; en segundo lugar presenta ritmos distintos a los que palpitaban en nuestras razas aborígenes […]” (Galindo, 1933, p. 81)
También se puede decir que su visión de la utilidad de los avances tecnológicos es limitada, la crítica que hace al fonógrafo ahora puede parecer exagerada, en su tiempo quizá no tanto.
"ponen a gritar el aparato ... música populachera y ramplona si es nacional, que pone en ridículo nuestro arte verdadero, o música exótica. Menos mal cuando es italiana, francesa o alemana, pero con frecuencia es la música popular entre los pueblos salvajes..." (Galindo, 1933, p. 34).


Se podría decir que en varios momentos su visión como historiador es evolucionista:
“… en la música nos invade el ritmo… domina aún en la música campesina, el defecto consiste, … en que el ritmo de aquella no es el de ésta, y en segundo lugar en que es arte netamente primitivo, y no es honroso retroceder a él después de haber conocido las maravillas del arte europeo”. (Galindo, 1933, p. 35)
Handlin establece de una manera muy clara su posición aunque referente a la ciencia:
“[…] es preciso abandonar la estrategia convencional de la ciencia que interpreta todo cambio como mejora y que utiliza los errores del pasado no como preventivo contra una futura falibilidad sino como prueba de la superioridad actual”. (Handlin, 1982, p. 20)

La manera en que organiza sus estructuras no siempre son precisas, considero que algunas son bastante forzadas, en ese sentido se puede decir que es un poco reduccionista, por ejemplo, al hablar del “baile del cordón” lo relaciona directamente con la “danza de los voladores” y el juego mecánico muy frecuente en las ferias de las sillas voladoras.
Haciendo una pequeña reflexión a manera de conclusión, puedo agregar que todas estas citas que he seleccionado, son sólo una muestra de cómo Galindo presentaba su material, qué hacía con él, cómo hacía sus inferencias de manera no siempre acertada. Inútil será continuar poniendo más ejemplos, pues es entendible que con las limitantes con que este texto fue elaborado, la tradición de investigación histórica en la que Galindo estaba inmerso, el estado en que estaba la investigación musical en México, etc., sean evidentes posibles “fallas” de acuerdo a la forma actual de ver la investigación. Sin duda la labor titánica que emprendió Galindo es de las principales en su tiempo y es una verdadera lástima que no haya continuado con la segunda parte que había anunciado en el prólogo.
No existe la menor duda de que la figura del Dr. Miguel Galindo, no ha sido valorada como se merece, que será labor de la historiografía descubrirlo y dar a conocer su importancia de su trabajo en los albores de la musicografía en México.








Bibliography

Carr, E. (1976). ¿Qué es la historia? Barcelona: Seix Barral.
Abbagnano, N. (1998). Diccionario de Filosofía. México: Fondo de Cultura Económica.
Galindo, M. (. (1933). Historia de la Música Mejicana. Primera Parte. Desde sus orígenes hasta la creación del HIMNO NACIONAL. Colima: El dragón.
Handlin, Ó. (1982). La verdad en la historia. México: Fondo de Cultura Económica.
Heller, A. (1982). Teoría de la Historia. México: Fontamara.
Jáuregui, J. (1999). Los mariachis de mi tierra… noticias, cuentos, testimonios y conjeturas, 1925-1994. (J. J. (comp.), Ed.) México: CONACULTA, Dirección General de Culturas Populares.
Marwick, A. (2001). The New Nature of History. Knowledge, Evidence, Language. Tottenham: Palgrave.
Meierovich, C. (1995). Vicente T. Mendoza. Artista y primer folclorólogo musical. México: UNAM.
Rodriguez Garay, C. (1997). Miguel Galindo: Educador, político, humanista y revolucionario de la provincia colimense. 1883-1944. Colima: Universidad de Colima, Tesis de grado de Maestría en Educación.
Saldivar, G. (1992). Bibliografía Mexicana de Musicología y Musicografía. (Vol. Tomo II). México: CNCA, INBA, CENIDIM.

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